Seguro de vida permanente tradicional o de vida entera: qué es y por qué te interesa

Si estás pensando en suscribir un seguro de vida que te resulte fácil de comprender y que no te exija prestarle demasiada atención, deberías plantearte contratar un seguro de vida permanente tradicional o de vida entera. Se trata del producto de seguros más clásico: una póliza que pagas durante toda la vida y que, a tu muerte, entrega una indemnización a quien tú decidas. Y, mientras tanto, genera beneficios que puedes aprovechar con acierto.

En este artículo te vamos a explicar con detalle qué es y cómo funciona un seguro de vida tradicional. También te orientaremos sobre los tipos de seguro de vida entera que hay y cuál te interesa más.

Seguro de vida permanente tradicional o de vida entera: qué es y por qué te interesa
Si estás pensando en comprar un seguro de vida, éste es uno de los más sencillos

Seguro de vida permanente tradicional: Qué vas a encontrar en este artículo

Qué son los seguros permanentes de vida entera

Los seguros de vida permanentes son uno de los dos grandes tipos de seguros de vida que ofrece el mercado. Frente a los seguros a término o plazo fijo, que establecen una duración concreta en sus pólizas y una vez cumplida esa duración se acaba la cobertura, los seguros de vida permanentes no tienen fecha de caducidad.

Así, mientras se pagan las primas mensuales, el seguro se mantiene en vigor. Idealmente, las pólizas están pensadas para una vigencia muy larga: se espera que el asegurado fallezca lo más anciano posible. En todo caso, estos seguros permanentes pagarán una indemnización en el momento en que fallezca el asegurado. Esa indemnización, o beneficio por causa de muerte, será cobrada por los beneficiarios que haya estipulado el cliente.

Son, por tanto, productos muy clásicos y relativamente poco complicados. Los contratas, pagas tus primas y garantizan que tus beneficiarios recibirán un dinero cuando ya no estés. Pero, además, estos seguros tienen un componente de ahorro muy interesante: una parte de lo que pagas se destina a la inversión y puede generar beneficios extra. En ese sentido, los seguros de vida permanentes son también herramientas de ahorro. Por tanto, son productos muy demandados por personas que quieren configurar un plan de herencia que evite los caros impuestos que suelen tener las grandes herencias. También por aquellos que quieren dejar un legado a sus sucesores, asegurar la transición en la gestión de un negocio o incluso costear los gastos de su funeral. También son una opción muy interesante para familias con hijos que estén pensando en el futuro

La gestión que hacen de estos ahorros e inversiones es el factor más importante a la hora de elegir uno de estos seguros. Unos son más estables, otros más variables y flexibles. Por tanto, debes saber cuáles son sus características antes de contratar uno. Y estas características dividen los seguros permanentes en varios tipos

En este artículo nos interesa especialmente el seguro de vida permanente de vida entera, también denominado tradicional u ordinario. Es el más convencional de los seguros permanentes y, por tanto, el más sencillo en cuanto a elementos y funcionamiento.

Es también una opción interesante para los que buscan un producto que ahorra sin riesgos excesivos y facilita los pagos de primas en la vejez, cuando más falta te hace la seguridad económica.

Cómo funciona un seguro de vida permanente de vida entera

Como has visto antes, al ser productos relativamente sencillos en su concepción, el funcionamiento también es bastante fácil. Involucran relativamente pocos elementos y se comportan de forma predecible y muy estable. Cuando contrates un seguro de vida entera, debes tener en cuenta algunas particularidades que lo hacen diferente. Son estas:

  • Condiciones para calificar. Como en todos los seguros de vida, para calificar a un seguro de vida entera debes pasar un examen médico y declarar tu edad y hábitos de vida. La aseguradora querrá saber si fumas, si practicas deportes de riesgo o si tu trabajo entraña peligros graves. También es habitual que te requiera análisis de sangre y otros estudios médicos. Si tu salud es delicada, si eres mayor o si llevas un estilo de vida arriesgado, la compañía podría negarte el seguro, porque consideraría que asume demasiados riesgos. O podría imponerte unas primas mensuales muy elevadas.

    Muchas personas tratan de evitar esto mintiendo u ocultando información a la compañía. Debes evitar ese comportamiento y contestar con toda la honestidad que puedas a las preguntas que te hagan. Si mientes y finalmente se descubre, la aseguradora podrá cancelar tu seguro. Este es uno de los principales errores que se cometen al contratar un seguro de vida 
  • Vigencia de la póliza. En principio, un seguro de vida entera está pensado para durar toda tu vida, vivas el tiempo que vivas, y cuando mueras, la compañía pagará la indemnización. En algunos casos, las pólizas caducan cuando el asegurado cumple edades muy avanzadas, como 95 o incluso 100 años. En esos casos, la indemnización se entrega en vida.
  • Beneficiarios. Son las personas que tú designas como perceptoras del beneficio por causa de muerte. Cobrarán el dinero de la indemnización cuando fallezcas y podrás nombrar a todos los que quieras. Además, podrás nombrar beneficiarios alternativos por si los principales mueren antes de cobrar, y también podrás determinar qué proporción del dinero le corresponde a cada uno. Los beneficiarios alternativos pueden ser secundarios y terciarios: es decir, segundas y terceras personas que pueden acceder al beneficio. También es frecuente nombrar como beneficiario a un fondo fideicomiso cuya administración gestionará el dinero de acuerdo a tus deseos. Algunas personas optan por dejar el dinero a instituciones benéficas. En todo caso, recuerda siempre avisar a tus beneficiarios de su condición y de la existencia del seguro. Y también que si dejas la indemnización como parte de tu herencia sin designar beneficiarios concretos, el proceso de legalización de la herencia puede hacer que tus herederos tarden mucho tiempo en recibir ese dinero. Ten cuidado para no cometer errores al elegir a los beneficiarios de tu seguro de vida.
  • Indemnización. Es el dinero que la compañía paga cuando falleces. Es importante que lo dejes bien negociado cuando contrates el seguro, porque esta modalidad de vida entera no suele admitir cambios en la indemnización o beneficio por causa de muerte. Debes saber que los de vida entera constituyen uno de los tipos de seguros de vida que más dinero destinan a indemnizar a los allegados que cobran la póliza tras tu fallecimiento.

    Recuerda además que los beneficiarios no tendrán que pagar impuestos por este dinero. En general, en las pólizas de vida entera, la indemnización no incluye más que el valor que se pactó para ese concepto. Sin embargo, puede haber casos concretos que incluyan algún dinero más. 
  • Primas mensuales. La única condición para que la compañía cubra tu fallecimiento es que estés al corriente de pago en las primas mensuales. En este caso, se trata de primas niveladas: pagarás siempre lo mismo. En un seguro a tan largo plazo, la empresa de seguros juega con riesgos bajos: la mayoría de las personas vivirán muchos años. Eso hace que su riesgo sea muy bajo mientras eres joven, con lo que las primas deberían ser más bajas. En cambio, cuando seas anciano, tu riesgo es mayor, así que las primas deberían ser muy altas. Para que no se den esas variaciones, el seguro las nivela y pagas un sobreprecio durante los primeros años. 
  • Valor en efectivo – ahorro. Con ese sobreprecio que pagas en las primas, la compañía pone en marcha un mecanismo de ahorro forzoso con intereses garantizados en el caso de las pólizas de vida entera. A largo plazo, se van generando unos beneficios que completan la indemnización. Con ese dinero, la compañía nivela también las primas de tu vejez, de forma que no sean demasiado elevadas. Además, a medida que se acumula beneficio, llega un momento en que la ley obliga a que te sea entregado. Es lo que se denomina valor en efectivo y es una ganancia extra que el asegurado tiene disponible a largo plazo y con la que puede amortizar primas o gastarlo en lo que prefiera.

    En el caso de los seguros de vida permanentes del tipo vida total, o vida entera, este valor en efectivo se puede retirar (sin impuestos) o se puede pedir un préstamo sobre su valor futuro (a bajo interés). Pero recuerda que si mueres antes de devolverlo, se deducirá del beneficio que reciban tus beneficiarios. Por otra parte, si decides cancelar el seguro o modificarlo, puedes cobrar ese valor en efectivo y llevártelo. Es lo que se conoce como rescate del seguro. 
  • Participación y dividendos. En algunas modalidades, como hemos explicado, el seguro de vida entera incluye una participación en un producto de inversión financiera. En estos casos, el asegurado puede ganar un dinero extra con las inversiones que la compañía hace con su dinero. Esos ingresos extraordinarios se pueden reinvertir en generar más valor en efectivo o acumular con la indemnización. Pero los dividendos, que suelen ser anuales, no están garantizados y también puede haber pérdidas. .

Como has visto, el valor en efectivo es el componente más importante de tu póliza de vida total, con lo que debe ser al que prestes más atención. En realidad, es un elemento pensado para que puedas ahorrar mientras pagas tu seguro. Ahorras de una forma “forzosa”, y te vendrá muy bien, porque es un beneficio extra que podrás aprovechar para lo que quieras. Y solo tú lo puedes cobrar: en este tipo de seguros, tus beneficiarios no lo reciben, con lo que es conveniente que decidas cómo gestionarlo.

En cuanto al funcionamiento del seguro, también es importante que sepas que todas las compañías de seguros te permiten añadir cláusulas especiales a tu seguro. Y que puedes rechazarlas si te las ofrecen ellas y no te interesan. Estas cláusulas sirven para complementar y matizar las coberturas del seguro y pueden ser muy variadas. Algunas de las cláusulas más habituales un seguro de vida son estas:

  • Cláusula de beneficio por muerte en accidente. Si mueres en un accidente, tus beneficiarios pueden recibir un beneficio adicional. 
  • Cláusula de muerte acelerada. Si eres diagnosticado de una enfermedad mortal con una esperanza de vida corta, con esta cláusula puedes pedir el adelanto de tu beneficio por causa de muerte y disfrutarlo en vida. Esto te puede ayudar con los gastos de tu tratamiento u hospitalización. 
  • Cláusula de exención de pago de prima en caso de discapacidad. Con esta cláusula, no tendrás que pagar las primas de tu seguro en caso de que sufras una discapacidad y no puedas llevar tu vida normal. En este caso, deberás calificar para la discapacidad de acuerdo a las condiciones que dicte la póliza. 
  • Cláusula de enmienda para hijos o cónyuge. En el caso de los hijos, se trata de añadir al seguro un nuevo seguro a término que cubra a tus hijos durante unos años, hasta los 21 o los 25, por ejemplo. En el caso del cónyuge, se trata de otro producto a término para dar cobertura a esa persona y, en general, supone la combinación de dos pólizas.  
  • Cláusula de contratación de póliza. Esta opción ofrece la posibilidad de contratar un seguro adicional al principal sin calificar de nuevo.

Todas estas cláusulas, y muchas más disponibles, modificarán tu seguro de vida permanente. Estas modificaciones suelen hacer que tu seguro se encarezca, o que el beneficio de muerte sea menor, así que es importante que elijas bien qué cláusulas añades a tu póliza. Si lo que quieres es maximizar los beneficios de tu seguro, lo mejor es que rechaces la mayoría de las cláusulas.

Modalidades de seguros permanentes de vida total

Ahora que sabes cómo funciona un seguro de vida total, y que las diferencias se establecen en función de elementos como el valor en efectivo o las primas, debes conocer algunas de las principales modalidades de estos seguros:

  • Seguro de vida total ordinario.   

Es el más básico. Las primas se mantienen siempre iguales y hay un componente de ahorro que se traduce en valor efectivo que se puede retirar llegado el momento o utilizar para pedir préstamos contra su importe futuro.

  • Seguro de vida total de pago limitado. 

Con esta modalidad, se pagan primas solo durante un tiempo. Por ejemplo, hasta cumplir determinada edad o hasta cubrir determinado número de años. Pero, a diferencia de un seguro a término, la póliza seguirá en vigor hasta que fallezcas. Como es lógico, las primas mensuales serán más altas para cubrir el tiempo que vivas desde que dejes de pagarlas. La ventaja del seguro de pago limitado es que llega un momento en que ya no tienes que pagar primas y puedes destinar tu dinero a otros fines. Además, como el seguro se paga en poco tiempo, el valor añadido también se genera más rápidamente.;

  • Seguro de vida total de prima única.

En este caso, la póliza se paga con un primer pago inicial de valor bastante elevado. Una única prima y tu seguro queda comprado para siempre. La indemnización se entregará cuando mueras y tú no tendrás que hacer frente a primas periódicas. A cambio, los seguro de prima única son seguros exigentes, porque requieren disponer de una cantidad importante para pagar de una vez. Sin embargo, también generan rápidamente valor en efectivo y son una forma interesante y segura de ahorrar.

  • Seguro de vida total de prima modificada. 

Con esta variante, la prima es más baja durante la primera parte de la vida del seguro, porque el componente de ahorro que se traduce en valor en efectivo también es menor. 

  • Seguro de vida total con participación. 

Las pólizas de seguros de vida permanentes se pueden ofrecer con o sin participación. En caso de haber participación, se entiende que tu seguro te ofrece una participación en un producto financiero que puede pagarte unos dividendos anuales. Como dependen del mercado, estos dividendos no se garantizan, pero si los recibes los puedes reinvertir en pagar primas, puedes hacerlos efectivos o puedes contratar un seguro adicional que mejore tu cobertura. Lo más interesante es que si el valor de los dividendos es menor que la cantidad que has pagado en primas, no estarán sujetos a impuestos.

Con toda esta información, puedes empezar a hacerte una idea de cómo es un seguro permanente de vida completa o tradicional y evaluar sus principales ventajas y desventajas:

  •  Es un producto muy estable, pero con un retorno de inversión más bien modesto: genera ahorro, pero de forma poco destacable. Esto se debe a que los productos de inversión y ahorro elegidos por las aseguradoras para estas pólizas son muy conservadores. 
  • Pagan beneficios, pero muy pequeños. 
  • Tiene primas niveladas, pero suelen ser elevadas, especialmente si contratas ya entrado en años. 
  • Produce un valor en efectivo que paga impuestos en diferido, que se puede tomar prestado y del que se pueden hacer retiradas de dinero. 
  • Tiene gastos y comisiones que debes conocer y que pueden resultar elevados. 
  • Calificarás solo una vez y, después, aunque tu salud empeore, las condiciones del seguro no variarán. - Puedes rescatar el seguro si tu situación financiera se complica. Con el rescate, te llevas el valor en efectivo acumulado, pero pierdes la cobertura. 
  • La indemnización no paga impuestos, con lo que es una forma interesante de hacer llegar tu dinero a tus herederos sin que tengan que pagar tasas por la sucesión. 
  • Es poco flexible ante tus necesidades. Si tu vida cambia para bien, tu situación financiera es buena y tus hijos o seres queridos tienen su futuro asegurado por su cuenta, quizá ya no necesites tanta cobertura. Si es así, estarás pagando de más por la protección que recibes y estos seguros no permiten modificar esa situación.

Finalmente, el seguro permanente de vida total u ordinario es uno de los productos más demandados por los usuarios de las empresas de seguros. Posiblemente sea el que estás buscando, así que entérate bien de todos los detalles y cláusulas de tu póliza. Y recuerda que la ley dice que la empresa de seguros debe ilustrar de forma amplia y fácil de entender los diferentes supuestos de cada producto.

Este artículo ha sido actualizado el 17 de julio de 2018.

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