Qué es el valor en efectivo de un seguro de vida: lo que debes saber

Si buscas información sobre seguros de vida, te habrás encontrado varias veces con las palabras valor en efectivo. O, en inglés, ‘cash value’. Pero, ¿sabes realmente qué es el valor en efectivo, cómo se genera y cómo puedes beneficiarte de él? En este artículo encontrarás todo lo que debes saber sobre un concepto central en los seguros de vida permanentes.

El valor en efectivo es muy importante porque, al fin y al cabo, es el resultado de tu esfuerzo pagando el seguro y generando un ahorro que, a la larga, te dará un beneficio. Sigue leyendo para tener claro cómo funciona el valor en efectivo de un seguro de vida.

Qué es el valor en efectivo de un seguro de vida: lo que debes saber
El dinero que el asegurado paga por la prima en algunos casos es invertido por la aseguradora; las ganancias que se acumulan constituyen el valor en efectivo

Valor en efectivo de un seguro: Qué vas a encontrar en este artículo

Valor en efectivo: qué es

Lo primero que tienes que saber sobre el valor en efectivo es que no todos los seguros de vida lo tienen. Solo forma parte de los seguros permanentes, mientras que los seguros de vida temporales, a término o de plazo fijo no tienen este componente.

En cambio, los seguros de vida permanentes , sean el de vida completa, el universal el variable o el universal-variable , tienen dos características compartidas básicas: duran toda la vida del asegurado y generan valor en efectivo. De hecho, a veces los seguros permanentes también se llaman seguros de valor en efectivo –‘cash value life insurance’.-.

En cualquier seguro permanente, el asegurado tiene que pagar unas primas -sean primas únicas, semestrales o mensuales- a cambio de la cobertura contratada. Y es con ese dinero de las primas con el que se va acumulando el valor en efectivo.

La acumulación se produce porque, en realidad, el asegurado hace un sobrepago durante buena parte de la vigencia de la póliza. Las primas sirven para pagar el riesgo que la aseguradora asume al dar cobertura a la persona asegurada. Pero cuando esta persona es joven, ese riesgo es muy bajo. Sin embargo, las primas se mantienen siempre al mismo nivel, por lo que durante los primeros años de vigencia del seguro se paga más de lo que cuesta el riesgo asumido. Esto permite que, cuando la persona asegurada sea mayor y su riesgo de muerte muy alto, la aseguradora pueda mantener las primas niveladas. Pero, al mismo tiempo, se genera un sobrepago, un excedente en cada prima.

Con ese dinero que sobra, la aseguradora invierte. Para ello, los seguros llevan asociadas una o varias cuentas de ahorro e inversión. En función del tipo de seguro permanente, los productos de inversión elegidos son más conservadores (caso de las pólizas de vida completa y universal) o más arriesgados, como en las pólizas variables o universal-variables.

Las inversiones van produciendo unas ganancias que se acumulan y constituyen lo que se denomina valor en efectivo. Esas ganancias tienen impuestos diferidos, lo que es una gran ventaja.

Además, es un dinero que corresponde exclusivamente al asegurado: salvo casos muy concretos, no pueden formar parte de la indemnización o beneficio por causa de muerte que reciban los beneficiarios del seguro.

El valor en efectivo puede ser utilizado para solicitar un préstamo contra su valor futuro. O para hacer retiradas parciales de dinero. También se puede retirar completamente, lo que se denomina rescatar la póliza.

El valor de rescate del seguro de vida

Como ves, el valor en efectivo se sitúa en una posición central entre los elementos que conforman un seguro de vida permanente. Tanto es así que, en realidad, se puede resumir una póliza de este tipo en dos ideas: valor facial, o monto de la indemnización o cobertura, y valor en efectivo.

En esa línea, es frecuente equiparar valor en efectivo con otro concepto, el de valor de rescate. El rescate es la cantidad que recibe el asegurado que decide devolver la póliza y dejar de pagar las primas. Ante esa situación, la aseguradora entrega el valor de rescate, es decir, lo que ha ido pagando el usuario y el valor en efectivo que se ha generado, descontando posibles gastos. Así, la persona asegurada recupera lo que ha pagado y el ahorro generado. A cambio, lógicamente, pierde cualquier derecho a cobertura en caso de muerte y no habrá indemnización para nadie.

Por su parte, las aseguradoras son las primeras interesadas en que el valor en efectivo se genere de forma consistente. Por un lado, sus productos resultan más atractivos para el público. Por otro, cuanto mayor es el valor en efectivo que produce una póliza, menor será la indemnización real que tendrá que abonar la aseguradora cuando muera el titular. Esto se debe a que, en realidad, a medida que aumenta el valor añadido, el riesgo que asume la compañía disminuye, puesto que ese ‘cash value’ compensa en parte la responsabilidad de la firma aseguradora.

Para comprender este mecanismo, pondremos un ejemplo. Piensa en una póliza que tenga, por ejemplo, un beneficio por causa de muerte de 100.000 dólares y, siempre que el asegurado no haya retirado dinero ni tenga préstamos pendientes, un valor en efectivo acumulado de 10.000 dólares que el asegurado no ha reclamado y le pertenecen. En el momento de su muerte, la indemnización que se paga es de 100.000 dólares, pero como hay 10.000 acumulados que solo puede reclamar el asegurado y no va a hacerlo, a la aseguradora le cuesta realmente 90.000 dólares el beneficio por fallecimiento.

Aprovecha el valor en efectivo de tu seguro de vida

La mejor forma de aprovechar el valor en efectivo es utilizarlo de forma estratégica. Las pólizas de seguros permiten muchos usos posibles y los principales son estos:

  • Retirada de dinero. Una posibilidad muy frecuente es hacer retiradas de dinero contra el valor en efectivo de la póliza. Ese dinero que se toma paga impuestos diferidos, con lo que resulta muy atractivo. Por otro lado, las pólizas suelen estipular cuántas retiradas de dinero se pueden hacer durante un periodo concreto. Y también es posible que algunas determinen el monto máximo de la retirada.
  • Préstamos. Quizá el uso más habitual del valor en efectivo sea solicitar préstamos. La persona asegurada puede pedir un préstamo de un valor que puede igualar todo el dinero acumulado en forma de ‘cash value’. Estos préstamos tienen varias ventajas: no hay que calificar para conseguirlos, tienen tipos de interés muy competitivos y no paga impuestos. Como en otros muchos préstamos, la empresa aseguradora cargará intereses sobre el principal de la deuda pendiente de devolución. Además, debes tener en cuenta que si pides un préstamo contra el valor en efectivo de tu seguro y mueres antes de devolverlo, la aseguradora se lo restará al beneficio por fallecimiento, con lo que tus beneficiarios recibirán menos dinero. Por otra parte, si tu deuda excede el valor en efectivo, es posible que tu póliza caduque y pierdas la cobertura.
    Estos préstamos con condiciones cómodas son una gran ayuda en casos de apuros inesperados. Ante una situación en la que te quedas sin liquidez, como la pérdida del trabajo, puedes pedir un préstamo sobre el valor añadido de tu seguro y solucionar momentáneamente las dificultades.
  • Pago de primas. Una forma de utilizar el valor en efectivo que acumula el seguro es emplearlo para pagar primas y así disponer de más dinero en efectivo cada mes. Puedes decidir que, durante un tiempo, dejas de pagar las primas y el valor en efectivo se destina a cubrirlas. Si lo haces, ten precaución: si estás mucho tiempo así, podrías acabar por consumir el valor añadido acumulado y tu póliza podría acabar caducando.
  • Rescate total o parcial. Como hemos visto antes, si el asegurado decide terminar su relación con la aseguradora y devolver su póliza, se le entrega el valor añadido (menos gastos, comisiones y posibles préstamos en vigor). Por supuesto, si lo haces en los primeros años de vida del seguro, el valor en efectivo podría ser muy bajo o inexistente. Cuantos más años tenga la póliza, mejor. Por eso, personas mayores, que no necesitan dejar la indemnización por causa de muerte a nadie, rescatan su seguro para disponer de más dinero en efectivo en sus últimos años de vida.

Como puedes ver, la importancia del valor en efectivo de un seguro de vida es capital. Si estás en el proceso de contratación de una póliza, pregunta a tu aseguradora cómo funciona el valor en efectivo que te ofrecen con ella. Asegúrate de comprender cómo son y cómo se comportan las cuentas de ahorro asociadas al seguro. Y pregunta bajo qué condiciones vas a poder acceder a ese dinero. Cuanta más información tengas, más partido sacarás al valor en efectivo de tu seguro.

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